Esta mañana quedamos sólo Rubén y yo en la cafetería habitual, Chema tenía que trabajar. Con el cambio de hora, teníamos menos sueño y era más de día.
Por no andar demasiado por cuestas, decidimos ir a Valdeavero. Chema, aunque no vino físicamente, sí nos acompañó (me acompañó) en espírtitu:
- Pinchamos (pinché).
- Nos perdimos (me perdí)
- Velocidad media baja.
El resto sin incidentes, dirección Camarma hasta la desviación que va a Meco. Pasamos por la parte alta de Meco y cogimos el camino que lleva a Valdeavero. Al llegar a la parte alta de Valdeavero, decidimos no bajar, cruzamos la carretera y seguimos por el camino de bajada que lleva a Villanueva. Allí tomamos nuestro montado de panceta y llamamos a Chema para darle envidia.
De vuelta en Alcalá a las doce menos cuarto (ahí el espíritu de Chema no fue lo bastante poderosos como para hacernos llegar a la una y pico, como es habitual).
Cuentakilómetros: 45.6 km, a 18.4 km/h de media, 42 km/h máxima, 596 calorías gastadas, 2 horas y 28 minutos de pedaleo. Y esta tarde a poner parches en la cámara.
En la foto el camino interminable de Meco hacia Valdeavero, una casi recta larga, casi llana y que no se acaba nunca.
1 comentario:
El espíritu de Chema, esta mañana, estaba currando, con migo y no de parranda con vosotros, ni comiendo bocata de panceta. Es decir, simplemente pinchaste porque te tocaba. Lo siento pero son las cosas que suelen pasar cuando se sale en bici, pero seguro que si hubiese salido mi espíritu en bici, me hubiera tocado a mi arreglar el pinchazo.
Publicar un comentario