Esta mañana quedamos Pablo, Rubén y yo para el paseo en bici. Chema no pudo venir.
Para evitar el calor decidimos adelantar la salida un poco más todavía, así que quedamos a las siete y media. Después del café, salimos en dirección a la Nueva Alcalá, subimos por el parque Natural, por el camino fácil de subida. Ese camino es más bonito por tener una gran parte entre el bosquecillo del parque natural y la intención era enseñárselo a Pablo, que todavía no lo conocía.
Justo antes de llegar a la barrera del parque natural en la parte alta, en el camino de Anchuelo, hay una pendiente muy pendiente hacia abajo. Pues nos la han sembrado, ahora ya no es camino, sino tierra removida. Si la bajada ya había que hacerla habitualmente con cuidado, ahora tienes que ir muy, muy despacio.
Llegamos a Anchuelo... y desilusión. Saliendo tan pronto los bares todavía están cerrados. Menos mal que encontramos uno abierto en el que pudimos tomar un montado de jamón serrano -no tenían la cocina encendida y no pudimos tomar la panceta habitual-.
Después del refrigerio, subida a los Santos. Lo del estomago lleno con la subida no es muy comptible y, aunque no dije nada, iba con el estómago un pelín revuelto. Afortunadamente no pasó nada que hubiera que lamentar.
Una vez en los Santos, puesto que ni Ruben ni Pablo habían subido nunca hasta la Iglesia, allí las vistas son estupendas y además era pronto, puede nos decidimos a subir. A pesar del esfuerzo de Pablo por no bajarse de la bici, no quedó más remedio que hacerlo en ocasiones. La Iglesia está arriba, muy arriba, después de una pendiente, muy pendiente.
Al bajar hacia Alcalá nos encontramos con un coche de protección civil que sube y nos para. Nos dice que bajemos despacio, que suben. Efectivamente, debía ser el día de la carrera de subida a los Santos de la Humosa. Aunque primero sólo subía uno y luego otro, al final fue un mogollón de gente corriendo hacia los Santos. Nosotros, con la bici, bajando despacito y esquivando corredores.
Justo antes de llegar a la última cuesta abajo, después de haber pasado a todos los corredores, Rubén iba muy por delante nuestro y decidió dejarnos un poco de ventaja, así que se cayó de la bici -sin hacerse daño, fue una caída "controlada"- y haciendo como que se subía, esperó a que pasaramos a su lado.
Total, que a las doce de la mañana estábamos en Alcalá de vuelta, con muchas emociones.
El que pasó fastidiada la tarde fuí yo. No sé si estaba más fresco de lo esperado o qué, pero fué llegar a casa, espatarrarme en el sillón y subirme la fiebre. Aunque no he llegado a estar malo del todo -todavía no estoy bien-, si pasé la tarde a base de gelocatiles y algo de fiebre.
14 mayo 2007
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1 comentario:
Por lo que veo lo de ciclista vago debe ser verdad, jeje
Me estoy contagiando, no he salido esta mañana por que culpa de 4 gotas que amenzabán a gran mojadura...ahora me arrepiento , pues llovio muy poquito.
Se Bueno.
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