Con un día de retraso, cuento la carrera de ayer. No sé qué voy a contar, porque es lo mismo de siempre.
El recorrido habitual últimamente. Creo que estoy llegando al límite en el que puedo no ir a correr sin perder demasiada forma. Son solo seis kilómetros y cada sábado me cuestan más. Antes, aunque me diera pereza entre semana, por lo menos hacía algo sábado y domingo, pero últimamente sólo voy a correr uno de los días y lo de la bici parece que cuesta más.
De todas formas, hoy he quedado para la bici, así que si no se estropea el tiempo en este rato, hasta las ocho y media, saldremos algo con ella.
Después de la carrera, los habituales estiramientos, periódico, desayuno, paseo larga de una hora, otro café y vueta a casa. Je, je, soy cafeinómano.
25 febrero 2007
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