Este es uno de esos raros Domingos en que tenemos todos la mañana libre, así que decidimos dar un paseo largo, ida y vuelta a Guadalajara.
El camino de ida bien, con el viento a la espalda y los charcos, salvo un par de ellos que tuvimos que bajar de la bici al no llevar manguitos, en el resto hacíamos pie y se podían pasar sin dificultad.
A la vuelta no tan bien. Por un lado el viento de cara, que junto al camino embarrado hicieron la vuelta un poco larga. Por otro lado, Rubén, más joven, con piernas el doble de gruesas que las nuestras, bicicleta mejor y más en forma, nos dejó a la altura del betún (del barro, en este caso) e iba siempre como medio kilómetro por delante de nosotros. Para la siguiente tenemos dos opciones: no le dajamos venir o le atamos una cuerdecita ;-).

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