Este domingo lo he cogido con ganas, me apetecía la bicicleta y he salido con ella. Me falló mi compañero de pedaleos Chema, así que la aventura fué en solitario.
Salí tempranito, sobre las 7:30 de la mañana. A esas horas, aunque estamos entrando en verano, hace algo de fresco. No sé cómo aguantan un par de chicas trasnochadoras con las que me crucé, de esas con zapatitos de tacón y cinturón que hace las veces de minifalda, de las que parece que hay más piernas que chica. Es lo malo de salir a esas horas, todavía pillas a los borrachines que van de retirada y todavía hay muchos vidrios rotos por el suelo, hasta que pasen los barrenderos.
Hasta la llegada a la primera cuesta y entrar en calor, pase algo de fresco, pero nada serio. En la subida se me pasó todo, aunque no llegué a una gran sudada. La foto nos deja ver la iglesia de los Santos de la Humosa al fondo, después de la primera subida.
Una vez en la plaza de toros del pueblo, eché mano del bidón de agua, un descanso de un par de minutos y bajar a Alcalá. En la bajada sí que hizo fresco. Bajé por la carretera hasta una desviación que hay a la izquierda, cogiendo nuevamente otro camino de tierra. Por cierto, acaban de arreglarlo echando encima un montón de grava gorda, por lo que frenar se hace un poco difícil.
Luego, después de una hora total de recorrido, a comprar el periódico y a la cafetería a desayunar.
21 mayo 2006
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