27 enero 2008

A Daganzo ... Toroteando


Esta mañana quedamos Rubén, Chema y yo a las ocho en la cafetería habitual, para hacer nuestro recorrido en bici. Mi propuesta inicial de quedar a las siete y media y así recuperar la media hora que perdimos el fin de semana pasado, no cuadró. Además, el ambiente fresquito no invita a madrugar mucho más. Incluso igual hasta nos toca ir poniendo las calles según pedaleamos.

Chema, pensando que no había llovido, propuso ir a Daganzo, atravesando el rio Torote. Efectivamente, llover no había llovido, pero el rio llevaba agua, mucha agua. El rio Torote se convirtió indiscutiblemente en el protagonista de la jornada, eclipsando incluso a la panceta que nos esperaba en Daganzo.

Después de casi media hora de dar vueltas por los alrededores del rio, buscando un sitio por donde pasar entre la maleza, buscando piedras grandes, troncos o lo que fuera, todo de forma infructuosa, nos hartamos. Chema se descalzó y cruzó. Yo pasé de descalzarme y también crucé -mojándome los pies, claro-. Rubén, el más listo de todos, arrastró durante 100 metros un pedazo mojón de piedra que encontró en el camino, lo metió en el rio... y se mojó también. Al menos, gracias al mojón, ya es un poco menos ancho.

En Daganzo tomamos nuestra panceta. Rubén rechazó la oferta de tomarse dos, para recuperar las fuerzas del arrastre de mojones. ¡¡ Ni los levantadores de piedras vascos !!

A la vuelta, yo pasé directamente de todo. Al llegar al rio, me bajé de la bici, crucé mojándome los pies y seguí camino de Camarma. En un sitio, al sol, esperá por Rubén y Chema que andaban dándole vueltas a un mega-plástico que encontraron a ver si así no se mojaban. Al final pasaron, mojándose algo, pero posiblemente menos que yo.

Ahí va el cuenta kilómetros: 34.71km, a 15.6km/h, 429 calorías, 2horas y 12 minutos. Ni idea de pulsaciones ni estadísticas de pulsaciones, porque no tengo un mega-toupeiro-pulsómetro....

Por cierto, Chema nos ofrece otro punto de vista de la misma excursión.

2 comentarios:

somache dijo...

La proxima vez iremos con botas de agua

Anónimo dijo...

A las 7 y media es hora de acostarse la noche del sábado. A esas horas no se ve ni torta.
Los ingenieros se las ingenian para no mojarse. ¡Pero si es la mar de divertido! Es un deporte de aventura, nada de piedras y plasticos.
Se bueno tocayo.