El Ecce Homo es el monte más grande que se ve desde Alcalá. Es un monte alto con una meseta en la parte de arriba.
Para los que salimos a correr o con bici de montaña por los alrededores de Alcalá, es una tentación muy fuerte subir a él.
Hace ya unos años lo intenté varios Domingos con la bici, pero no había un camino claro hasta allí, me perdía, se acababan los caminos en medio del bosque, acababa en otros montes al lado, pero no conseguí nunca encontrar el camino.
Últimamente parece que han arreglado el camino y además, entrando en el parque natural, hay un plano del mismo, en el que ya está indicado claramente cómo llegar a él. Por fín hemos llegado hasta allí. Son 5 km de ida y otros tantos de vuelta desde la entrada del parque natural. El camino es en general bastante llano, salvo por tres o cuatro subidas fuertes y no muy largas. Eso sí, la última subida al Ecce Homo, unos 500 m, hay que subirla empujando la bici, pero no encima de ella, porque no hay quien suba encima de la bici.
Así que con mi compañero de ciclismo dominguero, Chema, decidimos intentarlo nuevamente. Entramos en el parque natural por la entrada que hay frente al cementerio. Siguiendo de frente la bajada y luego subiendo a la derecha, por donde nos lleva el camino, llegamos a lo que yo llamo "caseta del guarda". Ahí tenemos, en un tablón antes de llegar, el plano del parque natural en el que consultamos el camino a seguir.
Nos metemos detrás de la barrera que hay al lado de la caseta y seguimos todo derecho por el camino. Es llano, aunque hay un par de subidas fuertes. En el momento adecuado, siguiendo el plano, doblamos a la izquierda y nos metemos por una pista ancha que sube ligeramente y se adentra en un bosque de pinos. El camino es estupendo, ancho y entre árboles. Más adelante no hay tanto árbol, pero con el camino igual de ancho seguimos en medio de un barranco, con montes a los dos lados.
Finalmente el camino empieza a estrecharse y a meterse nuevamente entre árboles. Nos falta poco para llegar el Ecce Homo, pero la cuesta es cada vez más pendiente. Al final, hartos de pedalear y sin fuerza en las piernas, atamos una bici junto a la otra y subimos los últimos metros caminando.
En la parte alta hay una meseta bastante grande y se tiene una vista estupenda de toda Alcalá. Se ve hasta Madrid, la sierra y algunas casas de Guadalajara. Desde allí arriba vemos también, abajo a lo lejos, los restos del antiguo asentamiento Arabe que era Alcalá y que dió origen a su nombre.
Rodemos la meseta por el borde, caminando y contemplando el paisaje. Bajamos nuevamente hasta las bicis y en menos de media hora estamos otra vez en Alcalá. Aunque el camino es bastante llano, en realidad es bajada y las cuatro cuestas gordas que antes subimos, ahora bajan.
Prometimos volver otro fin de semana, pero esta vez con la cámara de fotos.
30 abril 2006
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