Esta mañana, algo antes de las siete y media salí a correr, camino habitual del río, unos seis kilómetros escasos.
Creía que después de haber visto correr a Marta Domínguez en la Plaza de Cervantes, ya me había entrenado lo suficiente para correr con soltura, pero está claro que ver correr a alguien no sirve de nada, igual que no vale como deporte ver el futbol tumbado en el sillón, con una cervezita.
Ayer, además, estuve en casa castigado pintando puertas y tanto agacharme al bote de pintura y levantarme me ha dejado unas "agujetillas" curiosas.
Total, que salí a correr y ya desde el principio me sentí cansado. A pesar del ritmo lento lento -tardé 32'47" en hacer los seis kilómetros-, las pulsaciones casi todo el tiempo por encima de 160 y resoplando todo el camino. Parece mentira que antes de ayer hiciera el mismo camino con tanta soltura. Lo que hace el ir pensando en otra cosa...
Lo mejor de todo fueron los charcos. Con la lluvia de estos días atrás, el camino del rio tenía señores charcos. Incluso varios patos se confundieron y nadaban tranquilamente en medio del camino, en vez de nadar por el rio.
Luego mis estiramientos habituales en la plaza de la Juventud, esta vez más concentrado que el otro día. Y luego el periódico y el desayuno. Esta vez no hice mi paseo largo porque tenía que volver pronto a casa.
30 abril 2007
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