Como estaba previsto, la bici colgada y salí a correr, sobre las ocho de la mañana.
La carrera habitual, pero esta vez no me olvidé al antimosquitos. Ayer sí y tengo hoy dos "heridas de guerra" de luchar con los "monstruos chupasangres" que pululan por el infecto parque donde hago los estiramientos.
La carrera ha sido similar a la de ayer. Me he encontrado más o menos cansado, con no mucha fuerza, pero la he aguantado dignamente: Vaya, que no me he tirado por los suelos ni he echado la primera papilla nada más llegar.
Luego los estiramientos, más tranquilo sin tener que pelear con los chupasangres. Luego desayuno, periódico y paseo al parque O'Donnell. A ver si después del comentario del amigo pesi-mista consigo ir a correr mañana lunes, justo después de que pongan las calles.
Más que nada, porque este verano no he salido ningún día a esas horas y la verdad, es que pasada la pereza inicial y superado el complejo de estar chalado, es una hora muy agradable para correr en verano. Sales en manga y pantalón corto, no te molesta nadie ni peatones ni tráfico, está fresquito y empieza a amanecer, con lo que la luz es la adecuada, ni a oscuras ni demasiado fuerte.
29 julio 2007
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1 comentario:
A mi me encantan los amaneceres de verano y primavera, para correr, salir en bici, ir al monte, o jardinear, pero últimamente me acuesto tarde, duermo poco y no echo la siesta aún estando de vacaciones por culpa de tour.
Se bueno.
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