31 enero 2010

Santos-Anchuelo

Esta mañana hemos quedado Rubén, Chema y yo a las ocho en la cafetería que hemos dado en llamar "turururu", porque no somos capaces de aprendernos su nombre real.

Después del café de rigor, salimos en dirección Guadalajara, pero en vista del frío que hacía y para entrar en calor, Chema propuso subir a los Santos. Rubén pensaba que era broma hasta que nos vio doblar a la derecha para coger el puente azul.

La subida mal. Hace tiempo que no la hacíamos, por lo menos yo, y después de todas las navidades sin coger bici y sin ir a correr, he notado mucho el esfuerzo. De hecho, llegué a la parte alta de los Santos el último, con bastante diferencia. Luego bajamos en dirección a Anchuelo y allí tomamos nuestro montado de bacon.

Desde Anchuelo hacia el Parque Natural de Alcalá había algo de barro, pero se podía pasar bien con la bici. Saliendo del Parque Natural y entrando en Alcalá hemos visto los resultados de las obras que había estos días atrás. No sé para los coches, pero desde luego para peatones y bicis ha empeorado. Han cambiado la acera del puente por un arcén pintado de rojo (supongo que para que cuente en las estadísticas de km que tiene Alcalá como carril bici). El quitamiedos para los coches lo han alargado, de forma que por el lado de Alcalá ahora sólo hay un hueco de aproximademente un metro para entrar con la bici, eso sí, girando casi noventa grados desde el arcén pintado de rojo para volver a girar otros noventa grados inmediatamente y no irse terraplen abajo. Por el otro lado el quitamiedos es contínuo y el arcén ya no está pintado de rojo (ya no es carril bici), por lo que no podemos acceder al parque natural por el caminito de tierra que había pegado a la perrera, subiendo un poco, y tenemos que ir por el arcén en dirección contraria a los coches, como mínimo, hasta la entrada del taller/polígono que hay antes del parque natural. Como siempre, lo de "Alcalá sostenible" es facilitar las cosas para los coches a costa de peatones y bicicletas. Se han gastado los duros en transformar un trozo de acera del Parque de San Isidro en carril bici (todavía no he visto ninguna bici circulando) y son incapaces de poner un acceso peatonal/bicicleta al parque natural, al que acuden los fines de semana muchos peatones y ciclistas. Es normal, a los peatones sí se les puede quitar un trozo de acera para poner carril bici, pero líbrenos Dios de quitárselo a los Santos coches, que si no, pitan.

Lo siento por el rollo, pero es que no tengo coche y llevo muy mal el ver cómo las ciudades se piensan para los coches.

El cuenta kilómetros: 29.79 km, a 12.8 km/h de media, 39.9 km/h de máxima, 306 calorías, 2945 km totales con la bici y 2 horas 18 minutos de pedaleo.

24 enero 2010

Ruta aleatoria

Esta mañana quedamos Rubén y yo en la nueva cafetería a las ocho. Por lo visto la camarera trabajaba en la que ibamos hasta hace poco, porque nos preguntó si nos habíamos cambiado. La verdad es que sí nos hemos cambiado, de 1.40€ que vale el café en la otra a los 1.20€ que vale en esta hay una diferencia.

Salimos sobre las ocho y media con intención de ir a Torrejón del Rey. Sin embargo, en el camino Alcalá-Camarma, al llegar a la desviación que tira a Meco, vimos demasiado barro y decidimos seguir hacia Camarma y coger la carretera a Meco. Una vez en Meco, nos metimos por el camino que lleva hacia Valdeavero, pero también tenía mucho barro, así que nos metimos nuevamente en Meco en busca de la carretera que lleva a Villanueva. En Villanueva cogimos un camino dirección Quer pero.... ¡¡ también estaba embarrado !!. Nos dimos la vuelta a Villanueva y buscamos una cafetería que no fuera la muy-cara del centro comercial. Encontramos uno asturiano, con algo de "los guajes" en el nombre y allí nos metimos. Efectivamente, dos montados y dos cafés, menos de 6€, mientras que en la otra eran casi 10€. Eso sí, el montado de bacon mucho pan y escaso de bacon.

Desde allí cogimos la carretera a Azuqueca, donde nos plantamos en un visto y no visto. Desde allí por el camino habitual hasta Alcalá. Saliendo de Azuqueca vimos tres galgos persiguiendo a una liebre.

Total, 38.49 km, 16.8 km/h de media, 39.6 km/h de máxima, 475 calorías, 2915 km en total con la bici, 2 horas y 17 minutos de pedaleo.

17 enero 2010

Empapaditos

Esta mañana quedamos en una cafetería, menos cara que la habitual, a las ocho para salir con la bici. El suelo estaba mojado y la humedad en el ambiente debía estar en el punto de rocío, porque no estaba claro si llovía o no, pero sí empapaba.

Fuimos en dirección Cabanillas, más que nada, porque casi todo el camino es carretera, salvo el camino de la Magdalena. Pretendíamos así evitar los charcos.

La ida, por el camino de la Magdalena, se hizo bastante dura. Las ruedas parecían pegarse al suelo húmedo y costaba dar pedales. Una vez en carretera, mejor, aunque el viento daba un poco en contra.

En Cabanillas nos perdimos un poco, pero acabamos encontrando un bar con panceta. Un poco cutre el montado, mucho pan y sólo una pancetilla en medio. Al salir, las bicis estaban empapadas de la humedad (no sabemos si llovió algo), y el cuentakilómetros dejó de funcionar por la humedad.

Hicimos la vuelta rápido, por carretera, hasta el camino de Magdalena y por ahí hasta Alcalá. Llegamos empapados, con las gafas totalmente mojadas y apenas podíamos ver. Además, las ruedas de la bici soltaban barrillo y además de empapados, sucios. En fin, que nos lo hemos pasado pipa.

En casa una buena ducha con agua caliente y a espatarrarse en el sillón. La limpieza y engrasado de la bici va a tener que esperar.

10 enero 2010

Mucho hielo

Después de un mes sin hacer bici y más de dos sin correr, esta mañana me he decidido y he salido sobre las ocho y media a echar una carrerita.

El termómetro que tengo en la terraza marcaba -4ºC (negativos), así que me puse las mallas largas gruesas de correr, el sueter cuello cisne, la sudadera y un forro polar. Consciente de que llevo tiempo sin hacer nada, salí con calma en dirección a la Plaza de la Juventud y luego por el camino del rio. Me paré un par de veces para jugar con los charcos totalmente helados. En algunos, rompiendo el hilo con el pie para liberar el agua que había debajo, en otros para comprobar que simplemente no había agua debajo, sólo hielo.

A los cinco minutos de carrera empecé a sentirme cansado, a los diez bastante cansado y a los quince, entré en calor, empecé a quitarme cosas (los guantes y abrir la cremallera del forro polar) y reduje un poco el ritmo. En total unos cuatro kilómetros largos en unos 25 minutos (trote cochinero donde los haya). Me paré en la calle Vitoria y allí hice mis estiramientos. Luego seguí corriendo hasta el parque de los bomberos.

Luego desayunar y un paseo corto hasta la Plaza de Cervantes, que hacía mucho frío.