Esta mañana salí como siempre a las ocho y cuarto de la casa del Mar hacia la escalera 11, con intención de dar el rodeo por la cuesta del Cholo hacia el Eulogio y bajar por San Pedro.
A pesar de haber descansado el día anterior y de empezar a correr bien, me encontraba cansado. Es curioso, pero no era un cansancio de estar corriendo, sino como si el cuerpo no quisiera tirar. Llegando al final de la playa de Poniente me pensé mucho si subir o no al Eulogio. Al final subí, llegué bastante cansado, bajé por San Pedro y esta vez la cuesta abajo no me hizo descansar. Llegué despacito y sin ganas a la escalera 11, donde hice mis estiramientos.
Luego, sobre las once y media, después de haber desayunado y dado mi paseo habitual con mi padre, volví a correr desde la Playa de Poniente a la del Arbeyal. Este trozo se me dio un poco mejor, pero tampoco para tirar cohetes.
26 agosto 2008
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